Meditaciones acerca del tiempo-espacio y la libertad humana.
Si no hay flujo de
tiempo entonces hay un flujo de consciencia que causa la sensación de tiempo,
si el humano es tan solo el paso de ese flujo de consciencia entonces es
posible que el humano sea eterno, es más, la idea misma de eternidad queda
disuelta ante esta perspectiva, pues todo el universo mismo es eternidad, y si
todos los hombres de todos los tiempos estuvieran viviendo al mismo tiempo,
cada uno en su momento, cada uno en su universo, pero todos al mismo tiempo,
todos en el mismo instante de eternidad.
Entonces de dónde
viene la idea del tiempo y por qué tenemos la idea del tiempo, la idea de que
la vida pasa y de que en realdad hay una vida, cómo podemos mantener esa idea
si todos los instantes están contenidos en el universo.
Ahora si hay un
universo con todos los momentos, es un universo puro determinístico, ¿pero
qué pasa si aquel universo se vuelve no-determinístico?
Se rompe la idea
lineal del tiempo y pasamos a otra dimensión de las cosas, un lugar donde no
sólo ocurre una sola trayectoria de la vida, una sola trayectoria de las imágenes,
es decir, no hay solo una posibilidad de vida sino múltiples, que no se
ocurren, sino que ya están allí ocurridas y que forman parte del todo de la
existencia de un ser humano.
Esta nueva
perspectiva nos deja asomarnos a algo más allá, a saber pues que cada una de
nuestras acciones determinaría la siguiente y al mismo tiempo el conjunto de
las acciones de cualquier otro ser que nos rodea determinaría la nuestra, una
especie de aleteo de mariposa múltiple (teoría del caos) que se anula para
dejar una sola posibilidad. ¿Será
pues que existe un determinismo que parte de la indeterminación, un orden que
parte del caos?
Dejemos a un lado la idea de orden y caos que tan solo
complican, pues son meramente subjetivas
¿La naturaleza ocupa
este espacio de indeterminación-determinación? Es decir un huracán que se
origina por el aleteo de una mariposa es la causa del aleteo o es la causa de
un conjunto de elementos indeterminados —quizá aleatorios— que dan como
resultado que el huracán haya alcanzado tal fuerza.
Tendríamos primero
que retirar de nuestra mente la concepción de que lo determinístico tiene la
cualidad de ser determinado por el humano o quizá controlado por el humano. Si
dejamos de lado esa idea podemos transcender a la siguiente concepción:
En un modelo de
variables infinitas o incalculables —tal como el universo mismo— la combinación
de todas esas variables resulta en algo igual de indeterminado que el número de
condiciones y por lo tanto el resultado resulta incalculable. El humano ha encontrado la victoria en este
respecto cuando es capaz de discriminar una serie de variables despreciables,
para el objeto del resultado que desean obtener, y que sí, al parecer no
afectan el resultado, con lo cual obtiene una cierta certeza o una certeza
limitada a lo que busca —nunca logrando escapar de las singularidades en cada
uno de los experimentos y pruebas— a pesar de haber alcanzado tal grado de
perfección en el cálculo esto da la creencia de que hay una posibilidad de
modificar, tras el conocimiento de las múltiples causas, la realidad al antojo
y por lo tanto negar todo determinismo divino.
¿Pero si no se conoce el resto de las variables podríamos hablar de que
ha sido algo subjetivo, un ser puede determinar el destino del resto de la
humanidad sin que el resto de la humanidad pueda hacer nada? O será que la humanidad ha ido en conjunto a
determinar el comportamiento de este hombre para obrar de tal forma que él
pueda tener “control” sobre el resto. ¿Dónde queda la responsabilidad humana?
¿Dónde queda nuestra responsabilidad ante el presente si entendemos que todos
los hechos resultan así, porque no hay otra forma, porque esta es la única,
porque solo estamos recorriendo el camino de todos los tiempos, y nuestra consciencia
es el flujo de este tiempo?
¿Dónde se encuentra
la determinación de todos los tiempos?
¿Qué tiene que ver
la existencia del tiempo con la moral y con la responsabilidad humana? ¿Es la
responsabilidad humana un invento más lejano y distante que el tiempo? ¿Es algo
natural?
Regresemos un poco:
Si todos los posibles “ser” en todos los momentos del “ser” coexisten en la
eternidad(o sea el todo sin movimiento), habría que saltar de uno a otro para
conectarlos, y las acciones serían cuerdas o hilos conductores que te ayudan a
alcanzar uno u otro ser, el tiempo sería entonces el salto de un “ser” a otro “ser”
en condiciones distintas. El pasado es también el salto del “ser” al “ser”-otro.
Cada disección del tiempo es un salto y es continuo a la vez.
Ahora si un “ser”
cruza con otro “ser” que al igual que él está sujeto a este paso innegable del
tiempo y espacio, los dos seres coexisten en una realidad, la misma realidad
que limita las posibilidades del otro, las cierra a un cruce entre las
posibilidades de un ser y el otro ser. Ahora si extrapolamos el efecto y decimos
que las posibilidades de un conjunto de seres, tal como lo es la humanidad es
un cruce de posibilidades en donde todas se reducen a un simple cúmulo que al
final tiene que depender o tiene que entrar en el juego del resto de las
fuerzas del universo, podemos entender que las posibilidades se van anulando y lo que antes eran todas aquellas
maneras de vivir y maneras de existir son esta manera y es inmodificable hasta
el final.
¿Quién decide? ¿El
cerebro modifica la realidad por la libertad? ¿O la realidad modifica el
cerebro para dar la noción de libertad?
¿La incomprensible
del ser humano ante la naturaleza es una cualidad no adquirida por deficiencia?
¿O es el regalo divino que nos da la virtud de no entenderlo todo y por lo
tanto sentirnos libres ante un orden que no alcanzamos a entender cómo orden?
¿Existe el orden divino?
Supongamos que algo
como el orden divino exista, y que nuestro destino está determinado. ¿Qué pasa
con los deseos? ¿Qué pasa con los sueños? Por qué somos capaces de alcanzar
algo que deseamos y de conseguir ciertas cosas que queremos, ¿Por qué tenemos
la intuición del deseo y el cumplimiento de todos esos deseos? Si la realidad
fuera del todo determinada y nuestro flujo de consciencia recorriera este camino
—como forma de vida— entonces los deseos serían una forma de mirar el futuro y
de viajar hacia él, es decir las cosas se querrían porque de forma natural
estas cosas ocurrirán y la capacidad de estar satisfechos dependería de la
claridad de esta visión.
Vayamos por otro
lado, digamos ahora que cada vida no reduce las posibilidades de acción, sino
que una nueva existencia en la naturaleza amplía las posibilidades y entre más
seres existan en el universo y más vida haya, es decir, entre mayor sea el
movimiento de los componentes del universo mayores serán las posibilidades y
tendremos esta red multidimensional de acciones que se va expandiendo al paso
de una línea “temporal”, es decir, el desorden que vendría previsto por cada
nuevo cuerpo “libre” en el universo aumentaría el desorden. ¿Dónde para y cuál
sería la limitante para este desorden? La única razón de que tal desorden
parara sería el fin de la línea, que no es más que el fin de la interacción de
los cuerpos. Un universo tal que ningún cuerpo pueda interactuar con otro, y
que cada uno de ellos vague libre. ¿Pero ese es el fin? Los cuerpos seguirían
trazando una línea interminable, pues siempre habría un movimiento relativo
entre cada uno de ellos.
La forma del tiempo
está en relación directa con la posibilidad del hombre, el hombre, sin lugar a
dudas, es un pequeño universo, con todas las posibilidades del universo y con
la misma forma que tiene éste. Descubrir la naturaleza del universo es por ende
descubrir la naturaleza del humano.
Comentarios