Jueves casi Viernes

Por allí de la segunda botella la nausea empieza a subir, y es la cara del mesero, y su particular barba rojiza la que me llama a recordarte, allí tú otra vez en mi recuerdo, desde donde mi punto de vista te reconoce como una mesa inclinada o un corazón carmesí dibujado al alcance de mis manos, y no sé si vomitaré el recuerdo o las ostras del almuerzo, el mesero se acerca, lo quiero tocar, a él y su barba roja, y no es homosexualidad ni heterosexualidad, siempre te creí un tanto en el papel contrario, ya sea del otro lado de la calle, ya sea del otro lado de mí, o la contra-cara de mi realidad.

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