La torre de
Sé que mienten, se engañan tan bien, sé que el odio padre de la venganza encuba los asesinos del mañana, que las pesadillas del perpetrador son las pesadillas mías, que los desaparecidos no caen en el olvido y los mártires jamás mueren del todo, sé que una leyenda vale por todas las moralejas que de ella emanan, y una historia contada se transforma a exigencia del tiempo.
Si hay un deber este no va más allá que de conservar la vida, por el padre de todos los padres, por la madre de todas las madres, por el asesino que no vera más el arma en sus manos, el muerto que por siempre vivirá siendo recordado.
Sé que en lo alto de aquella torre, ahora caída, el hombre no buscaba alcanzar ningún dios, buscaba el punto más alto para enunciar su propia voz.
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