Arrastrándose

Hay motivos, ocasciones y silencios
como una basura en el ojo,
que no basta sentirse menos,
albacea del propio cuerpo
y heredero de un paraiso vendido
(preso del capital financiero).

A tientas bien sabemos,
de entre las migajas nos hacemos
al final más que eso no seremos.

Del tiempo violento,
de una bala perdida en el cuerpo,
de rafaga y venganza urdiendo,
otra lágrima derramada en el basurero.

Te arrastras entonces,
el suelo en la quijada ¿lo sientes?
un camino a puertas cerradas
sin ventanas y sin aire
¿lo sientes?
es la asfixia del esclavo duermiente
es la asfixia del transeunte corriente.

Queremos un motivo para despertar
una ocasción para ser valientes
y un silencio de paz.

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