No te creo.

El autobús, el sonido de las monedas cayendo en el recolector y sin querer me senté al lado de una persona incomprensible, primero me asusté, puesto que no me había percatado de su presencia hasta que éste soltó un estornudo desde el centro de sus pulmones.

Luego del brinco de susto dije salud, error, puesto que comenzó a contarme una indiscutible historia, que rayaba tanto en lo increíble como en lo inconcebible, pero que fantásticamente me cautivaba.

Con voz ronca pronunció una serie de palabras, las cuales nunca podría repetir en el orden adecuado, y sólo me limito a imitar en base a mi entendimiento.

Era el tiempo, se dejaban regir por lo que del cielo venía, entonces no había lucha alguna por perecer, porque no había ni una sola idea que pudiera mantenerse en el viento lo suficiente para parecer perpetua, la gente olvidaba con frecuencia sus victorias así como sus derrotas, la gente vivía al aire, al soplido de un viento que les refrescaba la melena, que les hacía sentir que el día era el único, que lo único era lo elemental, que lo elemental era dejar de pensar, porque dejar de pensar era la gran oportunidad para empezar a vivir.

Bajé del autobús con una sonrisa, quise voltear y despedirme de aquel anciano amigable, pero cuál fue mi sorpresa, me hallaba rodeado por una multitud que me alejaba de ver siquiera la sombra del autobús, me invadió el dolor y la nostalgia de aquel tiempo que yo también viví en algún recuerdo.

Comentarios

Mercedes Pajarón ha dicho que…
El autobús nos regala a menudo con entradas a una dimensión de personajes que muchas veces no encontramos en nuestra vida cotidiana...

¿...Y qué importa si los creemos o no?
Unknown ha dicho que…
uola!! Paso por aquí simplemente para decirte que estás en la Red de blogs de La Musa y El Espiritu http://lamusayelespiritu.blogspot.com/2011/02/red-de-blogs-3-entrad-no-os.html
Espero que te guste.
Muchas gracias por participar.
Un besito

pda: podias poner el logo de la red en tu blog??? Gracias.

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