Miel sobre ti.

Sentarse ahí, quieto frente a ti con esa sonrisa medio torcida, entre un bocado y otro volteas a mirarme, que fatal tener que enseñar mis dientes con un trozo de alimento atravesado entre el incisivo y el canino, aunque tus ojos miran lejos de mi hocico de perro y tu sonrisa acorrala al cobarde perdido en el fondo, tu presencia me sirve de escape al supuesto de realidad en donde cabe un secreto, por no decir las mariposas.

Comentarios

Entradas populares