Prohibiciones autoimpuestas

Darinka mira el objeto prohibido, abnegada abandona la escena y busca un lugar donde ocultarse. Darinka se ve perdida, la ansiedad como giros en su cabeza no le permiten conciliar el sueño.

Darinka llama a un amigo, y luego al siguiente sin alivio, compra un libro y a grandes tragos pasa pagina tras pagina, la ansiedad no cede y ella desespera.

Ahora Darinka corre por el parque, la una de la mañana y no puede parar, su corazón late como un tambor queriendo escapar de su cuerpo.

El sereno y la neblina cubren el horizonte, Darinka choca de frente con el objeto prohibido, lo mira detenidamente, nace la reflexión temporal que concluye en la posesión del objeto, ya no huye más, ahora está completa.

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