Y qué.

Y qué si la marea te trae con la misma frecuencia con la que te aleja, si he deambulado costas enteras esperando encontrarte dentro de una concha, o a la luz de una luna llena, en un sueño tenido sobre la costa al atardecer, dentro del sonido del mar que murmura tu nombre.

Y qué si eres una sirena y yo un naufrago que te anhela, pues que hay de malo en romper la realidad, esa abismal capa que nos rodea, nuestro escudo de caballeros falsarios fieles a una corte de asesinos de este tiempo, de un pasado lacerante corroído por la sal del mar.

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