Punto abierto.

Me encontré a un hombre sobre la carretera, yo viajaba desde hace diez kilómetros a pie, el hombre se acercó a mí, me miro incrédulo cuando le explique que atendía al llamado de mi dios, entonces afirmo lo siguiente:

-Qué es tu dios, sino una idealización, piénsalo por un momento, qué conoces sobre la faz que sea perfecto, qué conoces en el universo que sea eterno, qué conoces por medio de tus sentidos que sea infinito.

-Si te es imposible concebir la infinitud de la eternidad de la perfección, entonces por qué crees que te es posible conocer a tu dios.

-Puedes idealizarlo, figurarlo, imaginarlo, pero jamás conocerlo.


A lo que yo atendí sin levantar la voz:

-Perdón señor, pero mi dios no es otra cosa que mi propia voluntad.

El hombre miró con firmeza mis ojos, me mostró su desdentada sonrisa y luego partió moviendo la cabeza y riendo para sí mismo.

Comentarios

Entradas populares