Tus ojos que son míos.



Era claro que tus ojos miraban los míos, que la tierra seguía avanzando y a nuestros pies se mantenía quieta. Pero tanta claridad no hay, cuando las voces se mezclan en un mismo idioma que parecería no entenderse, un código que se lee en los ojos y al cual no se le puede hallar explicación, un código, como la sonrisa, la fotografía, la palabra leída. Ahora indescifrados, luego de ese primer beso imaginario de la mañana, de ese soplo instantáneo que entra por la ventana, ahora vivos y despiertos, tan cerca y tan claro que bien me doy cuenta que la tierra sigue avanzando y que tus ojos seguirán mirando a los míos.

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