¿Qué hay de justicia?

Me encantaría decir que el amor lo cura. Decirte que sentada a un lado de mí la vida está arreglada. Me encantaría poner tu corazón lejos del dolor, tus ojos apuntando a las estrellas o a un camino mejor. 

Habría tanto de ello, que el dolor nos perdonara. Que las cosas se jugaran en otro papel, que los asesinos del pueblo se tragaran las angustias del resto, que el hambre de insatisfacción se volcara en su contra, que las malas historias dejaran de pasar. 

Y que hay de bueno, de aquello que no se disculpa con las palabras. Jugamos a ladrones y policías, pero nunca somos conscientes de quién es el ladrón de quién, y quien será el policía del otro. 


Me encantaría decirte que la justicia existe. Pero en una tierra llena de desiertos, la desolación sigue siendo el camino preferente.

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