El espejo roto.


Pasamos la vida entre un montón de espejos rotos, entre aquellas hay cientos parecidos a nosotros. Del plural al singular-ismo, espejos rotos todos, allá va la sonrisa que odiamos, la actitud que amamos, allá va la cara de cansancio de la mañana, los gritos eufóricos de la noche, allá va todo, con fuerza y sin nada, allá vamos caminando entre la madrugada listos para el trabajo, hambrientos de que las cosas lleguen a su fin; vivimos entre espejos rotos, donde el final del camino es un reflejo más, del principio quizá.

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