El mundo de las ideas.


Pensar la perfección como el hecho mismo de lo perfecto. Pensar la perfección y no sentir que estás siendo engañado, disponiendo de herramientas que tu cerebro usa para falsificar la idea de la perfección a partir de la imperfección; la imagen mental de la perfección es un montaje hecho sobre la imperfección, se le resta a la imperfección lo que consideramos no propio, lo impuro, —siendo quizá que lo impuro de una imperfección podría ser la imagen de lo perfecto-.

Plantear la perfección, como un elemento inerte y siempre dotado de características sin error. La perfección montada sobre la esencia, sobre lo natural, pero no es así, la perfección o su imagen es siempre una transgresión de lo natural, es quitar aquellas “fallas” que la naturaleza conlleva, y aislarlo de ella, toda imagen de la perfección está aislada del resto de las tramas.
Así, lo perfecto de lo perfecto, lo inalterable, lo no comprendido en su absoluta divinidad, la imagen la perfección de la perfección, es un ser creado y dispuesto en un campo no concebido, en un sitio donde sólo sus elementos de perfección tienen cabida.
¿Es la perfección la base de todo acto humano? La tecnológica,  científica, espiritual, artística. Cuando aspiras a amar ¿Aspiras a la perfección del amor? ¿Cuándo sales por las mañanas a trabajar ¿Esperas de aquel trabajo que todo salga perfecto? Cuando imaginas el futuro, ¿Qué tipo de futuro imaginas? La tranquilizadora imagen de un futuro  salvo de peligros, o por el contrario, un probable desenlace tumultuoso, idea que abandonas de inmediato por miedo a que se realice por superstición.
¿Quién insertó en la mente humana la idea de la perfección? ¿Quién ha puesto sobre nuestros hombros el peso de tener que conseguir un objeto irrealizable y desnaturalizado, desprendido de todo hecho posible?
¿Quién puso en nuestra cabeza la idea de que la perfección era posible de concebirse en la naturaleza? Será que no hay ente que haya puesto sobre nosotros la idea de perfección y que por lo tanto no haya un ente, o de otra manera, no haya justificación para ese ente y que nosotros hayamos confundido algo tan inverosímil como la perfección.
¿Quién ha determinado que la meta humana es tender hacia esa perfección? Notemos pues que si la meta del humano es llegar a esa imagen imposible estamos caminando hacia la nada, hacia un sueño, dentro de la espesa neblina donde damos círculos en el absurdo del sentido humano (su retroalimentación sin fin, como una computadora averiada).

Mientras tanto, la palabra existe en la poesía, sirviente de la oralidad con la cual podemos crear metáforas de la belleza y el éxtasis causado por ese algo que nos invita a aprehender de su luz.

La perfección está en tus labios, cuando sirven a la espontaneidad de tu palabra.

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