Revisita al Cielo.
Caímos despedazados a una tierra
que nos volvió incompetentes, quisimos despegar con un par de manos que no nos
dejaron más que la ansiedad por seguir caminando, ahora navegamos perdidos en
una desolación de la cual ni siquiera la razón puede sacarnos.
Ciegos y aferrados, nos hemos
vuelto quizá una pesadilla, la pesadilla de nosotros mismos, nos hemos
convertido en el moho del moho, y no queremos aceptarlo.
Ahora como cualquier otro día,
salimos, vemos el sol, sabemos que es el sol y como se compone, vemos el tiempo
moverse, creemos entender qué es el tiempo y qué lo compone, navegamos los
caminos más iluminados y más oscuros de nuestra consciencia pensando qué sabemos
que nos deparan esos caminos, pero aun así, la desolación crece, pero aun así
no nos podemos sentir del todo completos, y llega un momento en que esta
ansiedad y esta desesperación por conocerlo todo, por comprenderlo todo, nos
lleva a un abismo, y dentro de ese abismo queremos encontrarnos, ser un gran
agujero oscuro, la representación del nuevo misterio, el límite renovado de lo
que no entendemos y que por lo tanto necesitamos comprender.
Ahora caemos.
Y pensamos en aquellos placeres,
aquellas figuras que desde la eternidad se han anunciado, la idea alucinatoria
de ser uno con el universo, la idea de ser naturaleza que vivirá, la idea de
ser amor, la idea de ser un todo, la metáfora de la expulsión del paraíso, la
idea de la vida eterna, la idea de la resurrección, de la vida correcta, la idea
de la moral y la ética para la convivencia sana, la idea de trabajar para el
éxito, de trabajar para ser mejores, la idea de enriquecerse rápido sin hacer
demasiado, la idea de la justicia divina, de que alguien vendrá a cobrar
venganza; la idea del absurdo de que la vida está cubierta por una gran
paradoja irresoluble, y esa creencia, que se convierte en fe, porque la fe
resulta en absoluto relativa, personal e irrebatible, porque la fe es la última
de las habitaciones y la luz en el centro es la esperanza, quien se cubre con
la esperanza tiene el resto del camino asegurado.
Porque la esperanza muere después
del ser.
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