Degorar al tiempo.

Te lo intenté advertir, una y mil veces, tanto como cada palabra me fue permitido escribir, ahora ya es tarde, también para las justificaciones, inclusive se hace tarde para reiterar la oración, que será leída una cantidad interminable de veces por ecos paralelos al presente, entonces sí, habrá tiempo entre cada eco, porque el dialogo se justificará a sí mismo, porque aunque te lo he dicho antes, ningún momento es repetible, era cierto de la primera a la última, hoy es tarde para demostrarlo, triste, porque es indemostrable y me intento justificar, pues cada ejemplo que pueda integrar mi mente hará referencia a un evento que desaparece en lo instantáneo, en aquel tiempo que tardo en abrir la boca para contártelo, pues diferirá del ideado, quedando simplemente irrepetible.

Colmo de un escritor que piensa antes de redactar.

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