Noctambulismo errático.

De una charla informal a la desconfianza, de un número telefónico errado al bochorno, de la noche al día, mirar su rostro fijamente entre el humo y los veinticuatro rostros provoca la más banal de las indiferencias, hoy escribir se vuelve la cura, leer es una disculpa, llegaran lejos los momentos planos, tanto como cercanos estamos los unos de los otros.

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