Rearme.

Me aferre a lo último que me quedaba, imposibilitado de brazos y piernas, deje caer mi cuerpo a la neblina de la desesperación, mis dientes rechinaban, de mis ojos lagirmas sutiles se armaban, los dedos en extremo frios clamaban el final.

Entonces paso, me dí cuenta de que la felicidad me desbordaba, era yo reconstrullendome a cada baldosa, en cada sonrisa diminuta que de mis labios partián, durante la metamorfosis.

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