Trabalenguas.

Tenía un tiempo, que del tiempo no tiene nada, un momento, espacio, entre dos paredes, espacio, entre dos ángulos distintos. 

De que tenía un tiempo, pero él no me tenía para nada, ni momento ni espacio, tenía un tiempo, que es lo mismo a tener un futuro, pero no, no tenía nada. 

Pasan los años, y de años frente al espejo, mirando todos los días la misma cara, aunque sea en el reflejo de los lentes ajenos y parece imperceptible, pero no tanto, no tanto porque te das cuenta que las arrugas han creído que los dientes se van desgastando la postura el gesto arruinado por una desesperanza que crece, por un tiempo que se va tragando los sueños, y pretendes que hay un retorno, o no, tal vez no pretendes ni esperas regresar, ¿Quién regresaría? ¿Quién? Y tienes dos opciones, aceptarlo o negarte, cuando te niegas el tiempo te va arrollando más, y cuando lo aceptas pasa sobre ti como una máquina demoledora, igual te lleva el tiempo, igual puedes creer que la vida tiene un sentido y seguirás andando hacia algún lado, igual no lo crees y a nadie le importa. Podría ser, que piensas que la muerte llegará y que habrá un cielo y eso te mantiene quieto, quieta, quiete, y no será suficiente, porque la muerte te arrolla igual y no sabes que hay detrás de esa cortina, detrás del sueño, detrás del tiempo. 

Tenía un tiempo. 

Comentarios

Entradas populares