LAberinto CAmino Espiral Sin sentido

Pudimos pasar las estrellas de un jalón, y el grito del final se volvió un laberinto peligroso por donde empezar. La lluvia de estrellas contemplada desde esa gran espiral en la que aterrizó ayer la navidad, se volcó en un trayecto de regreso al final, laberinto de estrellas.

La carrera de las lombrices y caracoles, esa mujer es tan rápida, ese hombre es tan lento, y las lombrices y los caracoles son esos zapatazos en el pasillo, y yo siento venir de nuevo esa sensación.

Sonríes, me miras, sonrío y no te miro, la pena alcanza el gancho del techo y se cuelga. La miré, ella ni siquiera la notó, unos zapatazos mas y la mire otra vez, ella tampoco lo notó. Y ese largo pasillo se achica hasta que las estrellas desaparecen, la luz traga la salida, doy dos pasos y de nuevo el laberinto empieza.

De pasillos y laberintos, reconstruimos las estrellas, que yo y mi paredro no desprendimos del techo, de esos ojos que no chocaron como lluvia de estrellas en la espiral de mi cerebro, apagados, se quedaron dormidos.

Solo en casa, no hay estrellas ni jalones, el laberinto se presuriza y la espiral regresa al final de ese pasillo.

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