Mi perro

Te mire, la cama parecía larga y enterna, mi perro estaba oliendo tus calcetas sucias, negras del polvo y tierra que el agua convirtió en lodo; la noche se encargo de ponernos a ti y a mí en aquel bulevar lleno de callejuelas rotas, tú y yo nos encargamos de las estrellas, de vernos como amantes encajonados a una sola dirección, mi casa.

Y te tiembla el hombro, no se si sea porque temes que lo toque con mi boca o solo por un tic nervioso que te invade al recordar la noche tan fría que se vivía en la Mina, donde cada uno pudo jugar sus sentimientos al aire, cansarse de tanto vernos de lejos y no conseguirlo, y seguir intentando rellenar los agujeros del alama viniendo a un sólo lugar, mi casa.

Pero aun así me besas, te acercas desnuda a mi cuerpo, lo atas con caricias perdidas, de mentiras tal vez, y mi perro sale a recorrer esas callejuelas mientras nuestras mentes viajan hacia aquellos lugares perdidos del alma, lugares que sí pueden llenar los agujeros, mientras tú y yo descansamos desnudos haciendo el amor.

Comentarios

Entradas populares