El brutal gusto de ser.

Es un desencanto ser perseguido por la ausencia de razones sometidas a una paradoja libre de sentencias.

Lastimoso ser partícipe pasivo de una filosofía basada en acallar las injurias sosegando el acto, constriñendo la psique hasta desvelar el campo etéreo del condicionamiento, que consigue sin trémula exhibir la abominable contrariedad del "ser humano".

Tan visceral como la disparidad en los conceptos, el abandono de la concentración, los comentarios distraídos, la tierna cara de un animal viviendo de bulto, a lo cual ofrezco una abnegada sonrisa.

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