Acaba la partida.

No hay porque celebrar, se acaba la partida, la temporada también, habrá momentos de regocijo en el recuerdo, pero dejemos el recuerdo para el pasado.

Existe la necesidad, la naturaleza llamando a lo sublime, a la emoción representada de golpe y sin ataduras, la subjetividad murmurando el secreto de la esencia de lo inalcanzable en el común devenir.

No hay porque celebrar, cambiamos los rostros, perdemos un futuro virtual, de nuevo hay calles por andar.

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