imaginación pervertida.

Esa mañana juré suicidarme, antes salí a la calle, abnegado de encontrar motivos me senté por horas sobre una banca cerca del parque, miré gente gritarse, niños siendo maltratados, mujeres paseando y hombres caminando lento tras de ellas, un gato se acerco, cuatro perros ladrón sin parar frente a mí.

La tarde llegó, ya todo estaba preparado, subí al penthouse, un vidrió enorme apuntaba como testigo, até la soga, antes mire la luna criticando su espectacular brillo azul, coloqué un banco de madera,antes vi una estrella caer, anudé la cuerda,antes recordé un viejo deseo, lo toqué, lo reviví desde dentro, entonces sentí el pasto en mis pies y el cosquilleo, las hojas cayendo del ficus, era mitad de otoño y aún podía recordar la mañana en que dilucide ser otro.