Quién controla

Para mi vecino soy un mediocre, cualquiera pensaría que tiene razón, a excepción de mi perro que bien sabe soy su dueño; trabajo para él y para alimentarme a mí, y también para el gerente del consorcio que me ordena que hacer; el gerente trabaja armado siempre de sonrisas para con el director de localidad, que si bien no sabe sonreír sabe como amenazar con el dedo índice, igual da si es el de la mano derecha o el de la izquierda, su palabra se toma enserio, no tanto, por supuesto, como la de su jefe el Sr. Lombardi Italiano poderoso reciente de una de las localidades más caras de la ciudad, y aunque el Sr. Lombardi puede presumir de su Cádilac o de su traje de importación muy en el fondo sabemos que es un emisario de la Gran Corporación; pero en silencio, que no se puede hablar de la Gran Corporación así como así, dentro de ella se sabe que hay cuatro accionistas principales, y una veintena de accionistas de baja relevancia, aquellos cuatro deciden sobre el resto; sobre aquellos cuatro está el poder, pero el poder no es su dueño, y nace la pregunta obligada, quien manda a aquellos cuatro, quien si no la mancha invisible de la mente humana, la avaricia, las ganas de permanencia del estado actual, el perpetuo orden de las jerarquías.