Ausencia de Existencia.
Humana virtud del desatinado
encuentro, cuando hubo razón para el entendimiento tendiste tu nube gris,
cuando hubo fuerza para la acción debilitaste el espíritu, cuando hubo
oportunidad para correr cercaste los alrededores, y hoy que solo queda la
negación nos embistes con la memoria.
Pasiva savia del tiempo y
destino, tu laberinto es espeso y de múltiples dimensiones, cualquier guerrero
caería rendido ante tus muros, todo hombre de ávida inteligencia perdería ante
tus caminos azarosos, adivinos y magos, los doctos y esclavos, todos se reducen
a un punto en tus corredores infinitos.
Más allá, cuando la muerte se
nos haya ido del cuerpo, cuando la mente sea más de adentro y más de
fuera, los corredores infinitos, el miedo recalcitrante, el espacio
inacabado y el tiempo agonizante, nos serán irrisorios; que allá la
distancia, lugar ahora inalcanzable, todo lo pequeño y destructivo se iguala
con lo enorme y atemorizante, fundiéndose en una sola voluntad que llenará el
vacío que deja la ausencia de la existencia.
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