EL arte de relatar.

El arte de relatar no consiste en algo más que chismorrear en la combi con el compañero de al lado, entonces la críptica del relato se duplica: una esconde el sentimiento del relator hacia con esa persona (el trauma del cual surge la necesidad de relatar) y la otra busca causar en el interlocutor una sensación. Todo chisme esconde algo en una doble polaridad, es decir: te cuento este chisme para que lo reproduzcas y consiga mi objetivo; te cuento este chisme porque me duele lo que ha pasado y quiero que compartas mi dolor. Aquí se esconde la técnica: no te diré directamente que allí está mi dolor, ni te diré que quiero que cuentes por todo el vecindario lo que te acabo de decir, pero sé que las dos cosas las harás igual.

Otras veces el camino es muy largo y no hay otra manera de pasarlo que chismeando.

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