Los Tristes.

Había el tiempo, sonrisas, arte y magia rondando las calles con terrible vehemencia, tiempos sin derechos de autor, en que cada obra era original y valiosa por el hecho de venir de un pensamiento de derivativa especial, víctima del ingenio personal, había miles de artistas, sin necesidad de copias o plagios.


Vino el tiempo de las máquinas, invenciones dictaminadas a la victoria por obra y forma del hemisferio izquierdo de un puñado de hombres faltos de espíritu de creación, sin creatividad y aparentemente sin corazón.


Hoy llega la gran industria, robots copiando infinitamente la obra de un sólo creador, apoyado naturalmente en el hemisferio izquierdo, orillando a la muerte a ese puñado de artista que intentan volver a crecer, pero por su naturaleza pobre de fama, recaen en una muerte silenciosa, aplastados por las grandes máquinas industriales, responsables del cesé artístico dador de felicidad.

Comentarios

Entradas populares