A la luz de lo cierto.

Me había dado cuenta hace un tiempo, pero las compras de principio de mes, la enfermedad el gato, la callada inocencia de la abuela meciéndose, la televisión subiendo y bajando el volumen entre comerciales y programación, y el Internet, el maldito Internet, me había absorto de que en verdad todo esto no era realidad. Lo comprendí entonces cuando salí con miedo a dar mi primer paso fuera de la casa.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Esto es grandioso.

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