CIta a ... Ortega y Gasset

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Pensando de esta manera,  ha de parecerme forzosamente que cuando un hombre* llega a ser ejemplar en algo alcanza lo más alto que al hombre es permitido. Pero toda potencia del hombre trae consigo un vicio que en ella se desvirtúa y falsifica. Frente a la auténtica ejemplaridad hay una ejemplaridad ficticia e inane.

Una y otra se diferencian, por lo pronto, en que el hombre verdaderamente ejemplar no se propone nunca serlo. Obedeciendo a una profunda exigencia de su organismo, se entrega apasionadamente al ejercicio de una actividad-la caza o la guerra, el amor al prójimo o la ciencia, la religiosidad o el arte. En esta entrega inmediata, directa, espontánea a una labor consigue cierto grado de perfección, y entonces, sin que él se lo proponga, como una consecuencia imprevista, resulta ser ejemplar para otros hombres.
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José Ortega y Gasset
Moralejas. No ser hombre ejemplar.
El espectador
1971

*Sírvase cambiar el sujeto por "mujer" o simplemente "humano".

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