De la relatividad.


Jazzmín


Qué sería la vida si no se diluyera entre nuestras manos y nuestros dedos, qué sería de ella y de mí si no tuviéramos el recuerdo, que fue nuestro regalo, la misma vida que me regalaste para sonreír y guardarte por el resto del porvenir, que por absurdo que suene, será nuestro porvenir; y aunque esa vida inagotable de tantas noches de humo y cenizas se esfumó con la impaciencia de un sol al atardecer, nos supimos vengar de ella, en esa otra vida, allí en la oscuridad de una canción que nos devuelve las voces cruzando las habitaciones llenas de cuerpos y recuerdos, donde nos quemamos y fundimos en esa única vida que es eterna, la viva felicidad.

[Mirrow]

Qué sería el tiempo si no se diluyera entre nuestras manos y nuestros dedos, qué sería de él y de mí si no tuviera el pasado, que fue nuestro presente, el mismo presente que me regalaste para sonreír y guardarte por el resto del tiempo venidero, que por absurdo que suene, será nuestro futuro; y aunque ese tiempo inagotable de las noches de humo y cenizas se esfumó con la paciencia del sol al cruzar el mar, nos supimos vengar de él, en ese otro tiempo, el tiempo que agotamos entre tragos de luna, charlas circulares, y bucles interminables de nuestra presencia, allí en la obscuridad de una canción y de nuestras voces cruzando las habitaciones llenas de cuerpos y recuerdos, nos quemamos y fundimos en el único tiempo que puede ser eterno, el tiempo de la felicidad.

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