La literatura como parte del arte del movimiento.




El arte del movimiento.

El movimiento es una constante. No hay forma del ser sin el movimiento y ésta no existe sin el tiempo. Las épocas distan por tiempo tanto por características propias (temporales). El ser humano, no solo cultural sino artísticamente, se circunscribe en el tiempo y en una época determinada. Las reglas del arte en una época distan con la siguiente (o anterior). 

Aprender y entender las leyes de un arte, tal como la creación literaria (Novela, Poesía, etc…) no sólo encasillan al arte en sí, sino que lo matan y lo asfixian. Entonces entender y rendirse ante las leyes de la época, ante una formulación típica no es sólo negar el arte mismo y su esencia, es también y de forma más grave, matar el elemento básico de la creación.

El escritor como artista no solo tiene el deber, sino que alcanza el nombre, en el acto de transgredir lo que su época tiene. La transgresión no es en el sentido de la originalidad, ni tampoco en el hecho de construir algo mejor, algo que supere la forma anterior del arte, algo que nos ha dejado marcado el concepto de la evolución y que también ha sido (de forma enfermiza) adoptado como la imagen del bien-estar. El arte como acción literaria no debe de marchar hacia ese falso patrón de evolución, es decir, como lo hace la tecnología, acelerar los procesos de lectura y reconocimiento de imágenes; ni tampoco debe de quedar supeditada sólo a lo que su presente tiene por narrar, no hay un 1984 en 2024 con personajes de distinta vestimenta.

Se podría decir que las metáforas y los dramas o temas de las historias están coartados, ya todo se contenía en las narraciones mitológicas, ya todos los problemas metafísicos eran tocados en aquel entonces, quizá el aspecto nihilista de la existencia también fue tocado, o el existencialismo. La marcha no es hacia crear nuevas modalidades del drama, pues aquello sería pretender inventar letras y con ello nuevas palabras, pero la composición del lenguaje no sería el lenguaje mismo, y la composición de las narraciones no sería por ello una nueva narración, sería algo que escaparía de toda narración y quizá hasta cierto punto, inservible para los fines de la literatura. 

La idea del movimiento en la literatura no considera el retroceso como malo, lo malo en este caso, lo precario, lo anti-artístico, sería la pretendida imitación de lo ya creado y funcional, la idea de crear el mismo libro con distintos personajes, y una serie de libros con los mismos personajes, expuestos en los mimos problemas, capturados por los mismos escenarios y el mismo universo, por decirlo de otra forma, la pretendida noción del arte desde la imitación banal y retrógrada.

La literatura como arte no debe de marchar esos pasos, pero tampoco debe de pretender que puede ser por entero desprovista de su pasado y caer en la originalidad absoluta. El rescate de este movimiento viene desde otro ángulo, el rescate se encuentra en la idea de que una vez conociendo el pasado de la literatura y el presente, se formule un aspecto crítico de ruptura, no sólo con el presente, lo cual repito caería en la repetición de las viejas fórmulas, sino, una ruptura con el pasado y las posibilidades de futuro del arte.

La inventiva entonces se haya en la creatividad, en el uso de las herramientas y la elaboración, quizá no de hechos más complejos que los anteriores, sino en la sensibilidad y la conmoción que crearía una obra de arte literaria.

El arte es un arma de reflexión, pero más importante (y con lo cual logra su atemporalidad) es un arma de conmoción, porque allí es donde se juegan las ideas y las pasiones, allí es donde se puede realizar el verdadero cambio creativo. No hay nada más misterioso y mejor logrado que una obra de arte que conmueve, y al mismo tiempo, escapa de la razón; una obra en la cual se usan las herramientas conocidas por todos pero no se entiende ni se puede decodificar la huella de cada una de ellas. El arte disipa toda duda (tumor de la razón) y promueve el escape hacia la libertad del ser. El verdadero arte se burla de la razón, juega con la sensibilidad y se almacena en la memoria sensible del ser. El verdadero arte puede con uno y puede con todos.

Moverse y buscar ese arte no es ir hacia adelante o hacia atrás, se trata de escapar del tiempo.

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