Por otro lado.

Yo tampoco he podido hacerlo, yo tampoco. Hay que dejar primero que todo se derrita de apoco, con el calor es más fácil, con el sudor en el cuello es mejor. El olor se diluye con la saliva y la sal, lo más importante es la sal, para dar sabor, para acompañar, la sal da cuerpo.
Estás en la otra esquina de la cama, lo sé porque te imagino desde ese otro lado que ahora yo miro ojos adentro y fuera quizá no pasa del vacuo, pero está la imaginación para superar la barrera, está la imaginación para llenar el espacio entre tu piel y mi carne.
Ahora te miro, bañada en sudor, cubierta por la noche y una luna que no se puede resistir a llenarte con su azul, ni la luna ni yo nos resistimos. Y viene la sal, desde tu boca, desde tu sudor se escurre tu espíritu, tu temporalidad, tu maravilla y es la luna y el espacio entre mis manos y tu piel, es la cama-vacía de este lado y llenaba del tuyo, te lleno por completo y te derrites, y es que yo tampoco he podido hacerlo.


Tampoco te he podido olvidar.

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