El show de lo siempre verdadero.

Estamos contemplando el show del fin del mundo. La simulación de cómo se verá el fin de una era y el comienzo de otra. Pero no, lo que estamos contemplando son los fantasmas de un pasado, porque el futuro que imaginamos es el pasado enmascarado de porvenir, porque cada vez que pensamos la crisis pensamos en los años anteriores, pensamos que de cierta manera nos tocará ser niños, pensamos que el mismo sistema se desplomará, y no, no se puede ir hacia el futuro usando el reflejo del pasado, si hay un futuro ese futuro no es de ninguna manera lo especulado -ni siquiera lo que yo imagino-. 

Contemplamos la caída de los muros de la percepción. Creamos un mecanismo acelerado de consumo de información que hoy nos está tomando el pelo, que hoy nos sirve en contra, que hoy está acorralándonos hasta el último de los sitios, nos tiene atrapados de allí, de los mismos huevos en nuestra propia casa, y allí está, en la prisión de nuestra mente. 

Y de las múltiples proyecciones que existen de la realidad, nos quedamos con lo mínimo, un pobre mundo de pobre análisis de pobres datos de pobres razones, de pobres muestras de lo que provocó todo. Y aún así, seguimos manchando páginas y páginas con los gritos desesperados de la conspiración, creyendo que todo es un plan y al segundo después, creyendo que se nos ocultan los cuerpos de miles de muertos en hospitales, y al mismo tiempo, cientos de reclamos por aquellos que no han obedecido, y minutos después una nueva teoría, y minutos después una nueva crisis, y minutos después un mismo culpable, que fue el culpable de lo que todos quieren culpar, y minutos después, otra teoría conspiratoria, y luego, la explicación que viene de un doctor especialista, vaya a saber qué vertiente de la medicina transhumana y naturalísima, explicando que nada de esto ha sucedido, que lo estamos soñando, y que mañana, si oramos lo suficiente, podremos ver al mundo en un nuevo amanecer. 

Entonces debajo de las pegajosas sábanas cerramos los ojos, creyendo en nada, y creyéndolo todo.