Como hablar es cantar.

Tanta ausencia había aquí, que tuve que salir s buscar alguien con quien hablar, primero me sentí en alguno de los cuentos de Gibran, después me sentí vivo, extasiado por las voces, en cada una de ellos con ese acento característico de las ciudades perdidas, de los tiempo muertos, de los sueños quizá.

Y las voces, con sus cantos, quise entender lo que ellos querían decir, quise darle importancia al peso racional de lo que significaban sus palabras, pero no me pude resistir a poner atención en esa música, a sentir el tono de cada una de las cosas que pronunciaban a querer llevarme más de ellos de lo que ellos podían llevarse a ser escuchados.

Así fue como salí a la calle a robar. A quedarme con el que el resto siempre prefiere rechazar.

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