El mobil.
Llegaste de
noche, entre las sombras y como una neblina espesa te metiste hasta lo profundo
de mi cama, me tomaste los labios, me tomaste del pelo, robaste mi saliva y lo
que de ella venía. A la mañana siguiente sentí la boca seca, la mente vacía, y
un gran espacio entre la intimidad y el bolsillo.
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