Nada me conmueve.

Salía de la escuela, ella estaba a mi lado y caminábamos hacia las unidades habitacionales, en búsqueda de cualquier lugar.

Se integro Pedro, y una acompañante desconocida a su lado, yo traía de la mano a Márian y los cuatro caminábamos hacia aquellas casas.

Llegábamos, hotel de paso parecía aquella escena, pero tan sólo era una de las casas sin forma que participan en el escenario urbano. Entramos, saludamos algunas personas, Pedro por su parte investiga donde tomar, que música poner, Márian se levanta y camina hacia Pedro, dice algunas palabras, saluda a uno cuantos de sus conocidos y luego la alcanzo en aquella esquina de la habitación, una mesa para planchar se interpone entre ella y yo, la quiero alcanzar.

Y me dice con voz sensual —Imagínate, podríamos ... —y su voz se perdía suavemente entre mis oídos. La tome por los brazos, la subí a la mesa, la bese, la bese y podía sentir su ropa caerse de su cuerpo por arte de magia, y luego lo dos estábamos arriba de la mesa para planchar, entonces la seguía besando y sentía como se me escapaba su cabeza entre la orilla de esa mesa, y como caíamos en ese beso de vértigo, y me gustaba.

Nos dejamos llevar por la caricia larga y ya estábamos en el piso, la fiesta continuaba, ni Pedro, ni Mária, ni yo queríamos seguir en ese lugar, y nos decidimos por la huida.

Salimos y una multitud de adolecentes llegaban por todos lados, una señora salía a la puerta contigua de la salida de la casa y decía unas palabras que no entendí o al menos no quise entender, Márian en la puerta era tan parecida a esa señora, entro al baño —Espérame, ahorita nos vamos —y se quedo del otro lado de la puerta.  Pedro entra a escena de tras de mí, sujetando de la mano a su pareja —Ya vámonos — Y por una razón que aun no eh etendido me fui con él, no pude ver cómo me alejaba de la casa, hasta que de pronto me encontré con que Pedro y su acompañante ya estaban lejos de mí y que la casa quedaba igual de lejos de que ellos, no sabía si correr hasta ellos o regresar por Márian.

Y regrese corriendo, buscaba a Márian, recordaba su chamarra azul con blanco y que el baño estaba junto a la salida, corrí e intente reconocerla entre todos aquellos chicos y chicas, pero fue una tarea imposible, aquellos parecían demasiado borrosos, irreconocibles ante mi mirada, y si no podía reconocerlos, qué seguridad tenía de poderla reconocer a ella, así que me asome al baño y estaba vacío, de pronto una chica salio y pregunte —¿No has visto a donde se fue la última mujer que entro al baño? —Negó con la cabeza y yo la seguí con pasos en reversa y la chica dijo —ha tu te hablas de la que esta con Gustavo —Tras una expresión seria pude notar que algo estaba mal, quise entrar a la caza, juro que hubiera hecho lo posible por llegar a ella...

Cuando desperte, todo aquello se sentía aun más real.

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