Preguntas aleatorias.

De quién es el fantasma que cubre tus huesos, oh lánguido espectro del cementerio, a quién le debes ese anhelado sueño, contesta ahora que la oscuridad nos abriga y el cuervo se ha callado por fin, a quién debes las horas de insomnio, a quién el desconcierto en tu mirada, tu perpetua distracción, dímelo hoy que es trece y la noche nos ha honrado con su frío pesar; explica a detalle qué mérito sostienes al robar mi cabeza, al postrar tu nombre en mis labios antes de cerrar los ojos, al ser la campanada de las seis y de las diez, sino es mérito tuyo de quién es; de quién es la voz que suena en mi cabeza, el arma que sostiene mi mano, la tumba sobre la que estoy parado, de quién será el mérito de que esta arma sea disparada, para detener las preguntas, para dejarte dormir en paz.


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